viernes, 3 de febrero de 2012
Una ceremonia del Té
A
principio de los ochenta cursaba la carrera de Economía de la industria en La
Universidad de La Habana. Era una época donde muchos estudiantes del
continente Africano y del Medio Oriente, iban a Cuba dentro de un
programa de convenios a estudiar. Estaban repartidos por todo el país, sobre
todo en la Isla de la Juventud, antigua Isla de Pinos. La Universidad tenia
albergues donde vivían los alumnos que no eran de la ciudad. En la calle 12,
en el Vedado, un barrio pegado al malecón habanero, había un gran edificio,
justo al borde del mar, que era utilizado para esos menesteres. Tenía mucha
vida, estaba lleno de universitarios de todas las provincias cubanas además
de algunos de esos lugares que mencioné antes. Siempre pasaban cosas,
constante movimiento de gente, música, baile, sesiones de estudio para
exámenes, etc, de todo sucedía en 12 y Malecón.
Allí
pasé tiempo con amigos, estudiando y en alguna que otra fiesta estudiantil.
Fue la primera vez que conocí a una persona del mundo árabe, un encuentro que
me dejó un intenso y amable sabor en el recuerdo. Era Saharaui, no recuerdo
su nombre, me invitó a tomar té, estuvimos hablando mientras él preparaba
ceremoniosamente la infusión y siempre con una sonrisa a flor de vida.
Bebimos la primera tanda y acto seguido, coló de nuevo la misma hierba. Esto
me sorprendió, más aún cuando después de esa vez, volvió a hervirla una
tercera. Ahí pudo más mi curiosidad y le pregunté por qué colaba tres veces
el mismo té. Él se sentó frente a mí y casi recitando, como si de lo más
profundo de su esencia, toda su historia, su tierra y sus ancestros hablaran,
me dijo:
“La
primera es amarga como la vida
la
segunda es dulce como el amor
la
tercera, suave como la muerte”
El
silencio inundó el espacio y sentí por primera vez, la mirada del tiempo y la
voz del desierto……………
Pavel Urkiza
Fotografía: David Arenal
Traducción: Carol Hine
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friday 3rd of february 2012
A Tea ceremony
At the beginning of the years 80, I was
studying the career of Economy and Industry in the University of La Havana.
It was a time where many students from Africa and Middle East were coming to
Cuba to study inside a program of agreement. They were everywhere in the
country, especially in the Isla de la Juventud, before called Isla de Pinos.
The University had youth hotels where lived the student who were not from the
city. In the street 12, in the Vedado, a quarter near the malecon of La
Havana, was a great building, in front of the sea, used for those
necessities. It had a lot of life, was
full of students from all the parts of Cuba, in addition of those students
from Africa and Middle East.
Things were always happening, a constant
movement of people, music, balls, sessions of study for the examinations,
etc. everything happened in street 12 and Malecon.
There I spent a lot of time with friends, studying
and celebrating. It was the first time that I knew somebody from the Arab’s
world, a meeting that let me an intense and kind memory. He was Saharaui, I
do not remember his name, he invited me to take tea and we were talking as he
was ceremoniously preparing the infusion and always with a smile. We drunk
the first cups, and immediately strained off the same herb. I was surprised,
but more when he did it a third time. I could not with my curiosity, and
asked him why he was straining off three times the same herb. He sat in front
of me and almost reciting, as from the most profound of his essence, all his
history, his earth and his ancestors were talking, he said:
The first one is bitter as the life,
The second is sweet as the love,
The third is smooth as death.
The silent inundated the space and I felt for
the first time, the look of the time and the voice of the desert...
Pavel Urkiza
Photos: David Arenal
Translation: Carol Hine
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Uno casi puede ver la escena....olerla incluso...
ResponderEliminarParece una imagen para acompañar el final de La Canción de la Tierra de Mahler.
ResponderEliminarLas almas toman la ruta según su grandeza, su poder de absorción, que en definitiva no es mas que la sensibilidad de cada quien.
ResponderEliminarLas aromas, los sabores, nos llegaron por cada punto cardinal en demasía (como en esta historia que tan bien narras), gracias a nuestra agridulce historia, bendecidos los que supieron besarla a pesar de su parte triste.
Creo que en gran medida por gente que lo hicieron (como tu), es que podemos disfrutar de nosotros mismos, que en definitiva somos muchas porciones mezcladas que responden al nombre de cubanos.
Hermano, que hermoso lo que escribes!!.....Si niego mi historia, me niego a mi mismo, somos lo que vivimos y como lo vivimos. La sensibilidad se nutre de la percepción y cada instante vivido desde el amor y desde la necesidad de palpar la belleza, dan al espíritu una determinada mirada. A pesar de todo aquello que nos hizo partir, Cuba fué mi realidad y en ella hube de encontrar el camino de mis sueños.........Abrazo inmenso, hermano mío.
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